Watkins (In the Blue Light of African Dreams), que confirma aún más su talento literario, su versatilidad y su habilidad para escribir aventuras de alto nivel, muestra una comprensión madura de su oficio en esta sorprendente odisea de la mayoría de edad de un joven en circunstancias brutales. En 1921, lleno de su nuevo trabajo como banquero, el joven Ben Sheridan regresa a su hogar en la isla de Jamestown, cerca de Rhode Island, a tiempo para ver una conflagración espectacular en la que su padre, el jefe de bomberos de la isla, resulta herido. Una transfusión de sangre de rutina resulta en una tragedia: su padre es envenenado por la sangre de Ben y muere dejando un mensaje misterioso y evidencia indiscutible de que Ben no es su verdadero hijo. Con la ayuda del párroco, Ben viaja a Irlanda para intentar resolver el enigma de su verdadera paternidad. Desde el momento en que llega al pueblo rural de Lahinch, se ve envuelto en la despiadada batalla entre las fuerzas del IRA y los británicos Tans, una sangrienta guerra de desgaste que conduce a una serie de confrontaciones llenas de suspenso en las que Ben se ve envuelto. Aunque al principio se siente atrapado, Ben pronto se da cuenta de que está atado por la lealtad y por las circunstancias irónicas a estas personas desesperadas y en apuros. Watkins gira su historia bellamente investigada en una prosa compacta, tensa y cargada de metáforas, vívida con imágenes que vinculan las percepciones psicológicas del protagonista con el mundo natural. El retrato de las brutales realidades de la lucha irlandesa por la independencia es inquebrantablemente honesto y poderoso, electrizado por escenas de combate cuerpo a cuerpo cuya veracidad salta de la página a través de pequeños detalles y percepciones psicológicas. El comportamiento de los aldeanos comunes, algunos convertidos en soldados secretos y heroicos, algunos que cooperan con el enemigo, se destaca tanto por la inutilidad de la larga lucha como por su necesidad. El único defecto de esta notable novela es una serie de escenas en Rhode Island en el momento de la muerte del padre de Ben. Aquí, la trama y el diálogo suenan falsos, un lapsus curioso en una narración por lo demás impecable. Se insta al lector a leer esas cincuenta y tantas páginas con suspensión de juicio; una vez que han pasado, la novela se precipita junto con sorpresas impactantes y una inmediatez impresionante.